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“Poesía de la vida” de Andrés Aberasturi.

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Poesía de la vida de Andrés Aberasturi

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ABERASTURI, Andrés: “Poesía de la vida”. 197 reflexiones sobre las grandes y pequeñas cosas.

Editorial La Esfera de los libros, S.L., 2019. Prosa poética. 394 páginas.

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El libro de Andrés Aberasturi ha terminado lleno de pot-sit que señalan frases, párrafos, capítulos, todo aquello que ha llamado mi atención, que me ha hecho reflexionar, expresiones con las que me he identificado.

Andrés, entre otras, tiene la cualidad de hablar como escribe y escribir como habla, por ello tienes la sensación de estar escuchándolo conforme pasas las páginas.

Es un libro de poesía muy bien escrito donde nos habla de palabras y silencios, amor y desamor, el tiempo y sus estragos, de las emociones, de la soledad, de los recuerdos, ausencias; en definitiva, del mundo, de la vida.

Libro de prosa poética lleno de sonoridad donde cabe todo, desde lo más nimio, como las moscas –a las que el autor detesta- hasta los sentimientos y emociones más fuertes, pasando por la crónica periodística –las niñas robadas en Nigeria por extremistas islámicos, los sherpas del Nepal son 13 vidas perdidas en un alud en Everest, el drama atroz de Lampedusa, los sin techo, las niñas y niños que mueren de hambre…mujeres asesinadas…-.

Nos habla de poesías de la vida y desastres de la muerte, como aquel 2 de septiembre de 2015, una fotografía con la imagen del cuerpecito de un niño con camiseta roja muerto en una playa turca. ¿Cuántos más no han muerto hasta hoy y su última foto no ha dado la vuelta al mundo?

Nos dice de la necesidad que tenemos de ir en busca de palabras, pero esta vez para que nos escuchen sin prisa y nos hablen con una sonrisa en la cara tranquilizándonos –así habla Andrés de sus médicos-.

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En palabras de Andrés Aberasturi:

“Los pobres hombres y las pobres mujeres no cambiamos la historia porque somos nosotros los que la hacemos día a día”.

“Y a mí, al menos, me gusta esa montaña rusa de sensaciones, ese ir y venir que desboca al corazón y lo incendia o lo hiela en un instante”.

“No, no pienso hacer recuento de mis errores ni de mis aciertos porque los dos son míos y los asumo sin orgullo ni vergüenza”.

“Sitiadme con mentiras generosas porque hoy la realidad me viene grande. Cambio cuatro verdades como puños por un par de mentiras como besos…”

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Como ya he dicho, más que leer este libro, lo he escuchado. Me pasa siempre porque su voz me ha acompañado a lo largo de muchos fines de semana a través de la radio. Su habla grave, pausada, tranquila, llena de razón y humildad, a veces me da sosiego, otras, me sobrecoge pero nunca me deja indiferente.

Reflexiones teñidas de desencanto con un toque de humor característico que traduce el pesimismo en esperanza, o mejor dicho, resignación, excepto con las injusticias de este mundo que las grita de mil formas y, aún así, no tienen justicia.

Andrés Aberasturi concluye su libro con un capítulo “En blanco”. En él nos da la oportunidad de rellenar el resto del capítulo a nosotros, nosotras. Nos invita a hacerlo de esta manera: “Escribe lo que quieras, pierde el miedo y el respeto a las palabras, protagoniza desde donde estés esta página de un libro que es la tuya. Solo puedo regalarte esto a cambio de tantas cosas. Yo dejo de escribir ahora, recoge tú el testigo de la palabra. Cuando quieras…”

¡Andrés, gracias por el regalo de tus palabras!

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Andrés Aberasturi

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Índice de críticas literarias.

Elena Fercun

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“Cómo explicarte el mundo, Cris”.

ABERASTURI, Andrés: “Cómo explicarte el mundo, Cris”. La Esfera de los Libros, S.L., 2016. 200 páginas.

No hay capítulo, párrafo, frase, letra con la que no esté absolutamente de acuerdo en el libro “Cómo explicarte el mundo, Cris” de Andrés Aberasturi.

Andrés escribe a su hijo Cris como si pudiera leer las reflexiones que hace su padre. Reflexiones desde lo más íntimo, de forma desgarrada, sin adornos ni florituras, pero siempre imperando el amor infinito a su hijo con parálisis cerebral.

Nos habla de la necesidad y dependencia que siente hacia él, de la rabia por la privación de libertad y elección que sufre Cris.

Los padres desde el momento que nacen los hijos sufrimos un arrebato de amor y protección, se les quiere porque sí, a cambio de nada, daríamos la vida por ellos, y todo esto no varía aunque transcurran los años, lleguen a la etapa adulta dejando el nido vacío para volar libremente. Se trata de un amor incondicional para toda la vida. Deseas su felicidad por encima de la tuya. Te alegras por los avances y éxitos. Sufres por las desilusiones y fracasos.

Pero, qué sucede cuando el hijo al que se quiere tanto, no tiene voluntad, está privado de elección, de sentir, de hablar, del movimiento voluntario, de lágrimas…qué sucede…el amor incondicional, del que hablo en el párrafo anterior, siempre estará ahí, pero en esta situación, no habrá avances, progresos, éxitos…entonces, surge la impotencia, el dolor, la rabia, la ira, en definitiva, miles de preguntas sin respuesta.

Andrés Aberasturi nos habla con franqueza de sus vivencias, tan tiernas como duras, tan dulces como amargas, y lo hace de una forma serena, con un lenguaje cuidado y expresivo, como los sentimientos que en él refleja. Es un placer leerle como lo es escucharle hablar. Si te abstraes levemente, crees estar oyendo sus palabras al oído. Palabras que emocionan por el realismo, dureza, dulzura y amor por su hijo.

Este libro es un canto de amor y dedicación a Cris, privado de todo, excepto de vivir fisiológicamente hablando. Esta injusta vida que no está exenta de dolor, operaciones, ingresos hospitalarios, a los que ellos, como padres, se rebelan con impotencia, angustia, rabia, ¡cómo no puede ser de otra forma!

Andrés hace una reflexión, en la etapa de la vida donde empiezan a abandonarte las fuerzas, nos habla de sus deseos, como es sobrevivir a su hijo aunque sea un minuto, nos habla de sus miedos, de su resignación, pero expresa: “ni me conformo, ni lo tolero“.

Cris, pese a todo es un privilegiado, porque en su mala suerte cuenta con la ternura, dedicación y amor de los suyos.

Entiendo, comprendo la angustia de unos padres que no saben qué es lo que quiere su hijo, y qué no. Ignorar lo que siente, no saber qué lugar se ocupa en su mundo inexpugnable y lleno de misterios. El no saber por qué se ríe. El dolor de tomar decisiones por su hijo porque él no puede tomarlas, lo que supone el resquebrajamiento del corazón y la mente.

En palabras de Aberasturi: “¿Cómo será la vida sin tu presencia?”, “¿Cómo será la vida tan llena de tu ausencia?”, “Cris, aquí se trata de llegar a la verdad sin quedarse en los espejos”, “La confirmación estadística, la causalidad de una serie de errores de los que ni tú ni nosotros somos parte”, “Somos dos abismos que ni siquiera pueden conversar”, “Dejar hablar al sufrimiento para llegar a la verdad”, “Me acuso y no me culpo…”, “No quiero sobrevivientes…”, “…pero yo seguiré cada minuto de mi vida levantando mi voz sin esperanza alguna…”, “porque el error se puede asumir pero no comprender y mucho menos aceptar”. Frases que conforman parte de una reflexión serena.

En el capítulo 50 “El cuadernito“, Andrés, transcribe un carta escrita por la madre de Cris -cuando tenía 15 años-, fechada el 27 de mayo de 1995, donde reivindica su derecho a la maternidad robada en los primeros días del nacimiento hasta que pudo abrazar a su hijo y llevarlo a casa. Habla del profundo amor a sus hijos, que nunca fueron el uno más que el otro.

Cómo explicarte el mundo, Cris“, es un libro que emociona, es casi imposible escapar a realizar un ejercicio de empatía, ¡cómo no puede se de otra forma!, que te acerca a los sentimientos expresados por un padre.

Gracias, Andrés.