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“Últimos días en Berlín” de Paloma Sánchez-Garnica.

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SÁNCHEZ-GARNICA, Paloma: “Últimos días en Berlín“. Premio Finalista Planeta 2021. Editorial Planeta, S.A., 2021. Novela histórica bélica. 638 páginas.

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La última novela de Paloma Sánchez-Garnica nos sitúa en un especio-temporal muy concreto, un edificio en el número 7 de Mohrenstrasse en Berlín, entre enero de 1933 y el verano de 1945.

Para mí, este edificio es el protagonista “inerte”, porque no tiene vida propia, pero sí que engloba la vida del resto de los personajes, que a su vez, representa la población alemana de la época, y cuyas circunstancias les harán sacar lo mejor y peor de ellos mismos, sus valores y miserias,  sus distintas personalidades, ideologías y condición humana.

Edificio escaparate de la sociedad del momento histórico, en el que la ideología nacionalsocialista comenzó a ocupar y manipular las mentes alemanas con un falso patriotismo, que era anti todo -antisemita, anticomunista, anticristiano…-, haciendo apología de la violencia, la discriminación, el machismo…ideología nazi.

La mujer era relegada a centrarse en las 3 kas: “kinder, küche, kirche” -niños, cocina e iglesia-.

Paloma nos muestra otro escenario en esta historia, San Peterburgo, que luego fue Petrogrado, después Leningrado…entre los años 1906-1921. Y todo lo acontecido por la familia Santacruz, desde la revolución bolchevique en octubre de 1917.

Yuri Santacruz, con 13 años de edad, abandona Rusia con parte de su familia en 1921, pasan un tiempo en Berlín hasta emprender viaje a Madrid, de donde era la familia paterna.

En enero de 1933 regresa a Berlín para trabajar en la embajada española, gracias a una amistad de su padre, Erich Villanueva, secretario de comunicación, que será quién le ayude a encontrar casa donde vivir, entre otras muchas cuestiones.

Y en este punto, llegamos al edificio de 3 plantas y buhardilla, y a los personajes de esta fabulosa historia.

Yuri vivirá de alquiler en la buhardilla del número 7 de Mohrenstrasse.

En el primer piso: los señores Rothman de origen polaco, regentan una panadería-confitería, tienen 2 hijos, Bruno de 16 años y Ernestine, de 18; enfrente de ellos, los señores Siegel, mayores, él, catedrático de la universidad.

En el segundo piso: la señora Ángela Blumenfeld, soltera de 60 años; enfrente, los recién casados, los señores Claudia y Ulrich Von Schönberg, miembro de las SS.

En el tercer piso: la señora Metzger, viuda y propietaria también de la buhardilla alquilada a Yuri, y de un local que tiene alquilado a un sastre de origen judío, el señor Ross; vive con su hija Krista Metzger, licenciada en medicina; enfrente, los Bauer, señores ancianos que tienen una hija y 5 nietos que vienen a menudo a verles.

Sin olvidar entre el elenco de personajes, a la familia Laufer -farmacéutico y modista- y su hijo Axel Laufer, amigos de la señora Metzger, que viven en otro edificio de Berlín.

Últimos días en Berlín para mí, es una historia de personajes, que está muy bien documentada a través del estudio y lecturas previas, tanto escritas como visuales, según nos dice la autora.

A través del protagonista masculino, Yuri Santacruz, enlaza la existencia de dos países –Alemania y Rusia– en un momento histórico muy complicado, difícil y trágico, comparando su devenir político de ideologías contrapuestas, pero ambas totalitarias, abusivas, violentas, represoras, –nacionalsocialistas y bolcheviques-. Toda ideología que cuarte la libertad, no es buena.

Evelyn Beatrice Hall decía sobre la libertad de expresión: “No estoy de acuerdo con lo que dices, pero defenderé hasta la muerte tu derecho a decirlo“.

Heinrich Heine: “Ahí donde se queman libros, acabarán quemando personas“.

Ambas frases, contenidas en esta novela, no se nos deben de olvidar nunca, para no repetir atrocidades y maldades.

Qué decir de esta novela…

Una historia bien narrada, mejor documentada, con una magnífica estructuración y construcción de los personajes, dotando a la novela de mayor realismo y captando al lector a través de los sentimientos.

Últimos días en Berlín, engancha desde la primera página.

Con ella, Paloma Sánchez-Garnica, se supera a sí misma.

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Índice de críticas literarias.

Elena Fercun

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