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“Guerra y cuchillo” de Daniel Aquillué.

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AQUILLUÉ, Daniel: Guerra y cuchillo“. Los sitios de Zaragoza 1808-1809. Editorial La Esfera de los Libros, S.L., 2021. Ensayo histórico. 348 páginas.

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Extraordinario ensayo histórico de Daniel Aquillué.

Un libro documentado con rigor. De lectura interesante, didáctica y muy amena.

Su narración se asemeja a una retrasmisión deportiva de gran precisión y agrado.

Nos relata, paso a paso, la vivencia de los aragoneses y colaboradores en la Guerra de la Independencia (1808-1814), concretamente de los dos sitios de Zaragoza en 1808 y 1809.

Los españoles no querían en el gobierno a Manuel Godoy, ni el reinado de  José I Bonaparte -a sus defensores se les llamó afrancesados-, la mayoría estaba a favor del reinado del hijo de Carlos IV, Fernando VII -los fernandinos-.

El ejército imperial de Napoleón, el francés, contaba con ventaja de número, de armamento y estrategia militar. Defensor del reinado de José I Bonaparte.

Por otro lado, el ejército defensor, el español, los fernandinos, las tropas aragonesas principalmente, no disponían de ejército como tal, ni armamento, ni estrategia militar. Pero, defendió hasta la muerte y asombró a Europa entera, dando ejemplo de valentía, coraje como nunca se había visto.

Habla de la importancia de los sectores, barrios zaragozanos en los sitios, entre ellos, dos de gran significado para mí, porque en uno de ellos nací, barrio de la Magdalena, concretamente en la calle Palomar, donde estaba el convento de Santa Mónica, y al lado, el de San Agustín; y en otro, viví parte de mi infancia, barrio de San José.

Nos cuenta la lucha encarnizada que se vivió en ellos y en otros sectores de la ciudad.

No se trató de una guerra al uso, porque no había un ejército en condiciones. Fue una guerra a cuchillo donde los zaragozanos-as lucharon con lo que pudieron y, era muy poco.

El papel de la mujer fue fundamental, tanto en el avituallamiento de los combatientes, su cuidado y curación, como en el ataque al enemigo.

Entre todas esas mujeres, podemos destacar a Agustina Raimunda Saragossa i Domenech, Agustina de Aragón, catalana de 22 años, que luchó en los dos sitios de Zaragoza. Manuela Sancho en los barrios de San José y Puerta Quemada. Josefa Buil combatió en la zona del convento de San Agustín. La condesa de Bureta también colaboró, como tantas otras más.

Estas mujeres tuvieron el reconocimiento a su valentía por el capitán general de Aragón José Palafox, y las comparó a las amazonas de la Antigüedad.

El primer sitio, verano de 1808, fue victorioso para los zaragozanos-as.

El segundo sitio, invierno de 1809, Zaragoza fue masacrada, pero no solo fueron las balas, las minas, el fuego de artillería, sino también, la epidemia de tifus en enero de 1809, lo que causó muchas muertes y debilidad de la población.

Daniel Aquillué consigue una extraordinaria narración de los sitios de Zaragoza (1808-1809), documentada con rigor, que hace las delicias de sus lectores con su libro Guerra y cuchillo.

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Índice de críticas literarias.

Elena Fercun

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“Poesía de la vida” de Andrés Aberasturi.

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Poesía de la vida de Andrés Aberasturi

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ABERASTURI, Andrés: “Poesía de la vida”. 197 reflexiones sobre las grandes y pequeñas cosas.

Editorial La Esfera de los libros, S.L., 2019. Prosa poética. 394 páginas.

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El libro de Andrés Aberasturi ha terminado lleno de pot-sit que señalan frases, párrafos, capítulos, todo aquello que ha llamado mi atención, que me ha hecho reflexionar, expresiones con las que me he identificado.

Andrés, entre otras, tiene la cualidad de hablar como escribe y escribir como habla, por ello tienes la sensación de estar escuchándolo conforme pasas las páginas.

Es un libro de poesía muy bien escrito donde nos habla de palabras y silencios, amor y desamor, el tiempo y sus estragos, de las emociones, de la soledad, de los recuerdos, ausencias; en definitiva, del mundo, de la vida.

Libro de prosa poética lleno de sonoridad donde cabe todo, desde lo más nimio, como las moscas –a las que el autor detesta- hasta los sentimientos y emociones más fuertes, pasando por la crónica periodística –las niñas robadas en Nigeria por extremistas islámicos, los sherpas del Nepal son 13 vidas perdidas en un alud en Everest, el drama atroz de Lampedusa, los sin techo, las niñas y niños que mueren de hambre…mujeres asesinadas…-.

Nos habla de poesías de la vida y desastres de la muerte, como aquel 2 de septiembre de 2015, una fotografía con la imagen del cuerpecito de un niño con camiseta roja muerto en una playa turca. ¿Cuántos más no han muerto hasta hoy y su última foto no ha dado la vuelta al mundo?

Nos dice de la necesidad que tenemos de ir en busca de palabras, pero esta vez para que nos escuchen sin prisa y nos hablen con una sonrisa en la cara tranquilizándonos –así habla Andrés de sus médicos-.

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En palabras de Andrés Aberasturi:

“Los pobres hombres y las pobres mujeres no cambiamos la historia porque somos nosotros los que la hacemos día a día”.

“Y a mí, al menos, me gusta esa montaña rusa de sensaciones, ese ir y venir que desboca al corazón y lo incendia o lo hiela en un instante”.

“No, no pienso hacer recuento de mis errores ni de mis aciertos porque los dos son míos y los asumo sin orgullo ni vergüenza”.

“Sitiadme con mentiras generosas porque hoy la realidad me viene grande. Cambio cuatro verdades como puños por un par de mentiras como besos…”

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Como ya he dicho, más que leer este libro, lo he escuchado. Me pasa siempre porque su voz me ha acompañado a lo largo de muchos fines de semana a través de la radio. Su habla grave, pausada, tranquila, llena de razón y humildad, a veces me da sosiego, otras, me sobrecoge pero nunca me deja indiferente.

Reflexiones teñidas de desencanto con un toque de humor característico que traduce el pesimismo en esperanza, o mejor dicho, resignación, excepto con las injusticias de este mundo que las grita de mil formas y, aún así, no tienen justicia.

Andrés Aberasturi concluye su libro con un capítulo “En blanco”. En él nos da la oportunidad de rellenar el resto del capítulo a nosotros, nosotras. Nos invita a hacerlo de esta manera: “Escribe lo que quieras, pierde el miedo y el respeto a las palabras, protagoniza desde donde estés esta página de un libro que es la tuya. Solo puedo regalarte esto a cambio de tantas cosas. Yo dejo de escribir ahora, recoge tú el testigo de la palabra. Cuando quieras…”

¡Andrés, gracias por el regalo de tus palabras!

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Andrés Aberasturi

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Índice de críticas literarias.

Elena Fercun

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